>LOS BUENOS TIEMPOS. Durante dos elecciones consecutivas el PAN estuvo a punto de ganar la alcaldía de Bahía de Banderas, primero en 1999 con Rodolfo Alvarez Tostado y luego en el 2002 con Adrián Guerra, quien se quedó a menos de 300 votos de derrotar a Héctor Paniagua. Ese fenómeno se debió en parte a la gran popularidad de ambos panistas y a la cercanía de Bahía de Banderas con el municipio de Puerto Vallarta que entre 1995 y el 2003 se mantuvo en manos del PAN. Era común ver durante las elecciones de Bahía de Banderas una enorme cantidad de panistas de Vallarta y Jalisco metidos hasta el cuello tratando de contribuir al triunfo, como parte de del sueño de lograr que toda la bahía de Banderas quedara en manos del PAN. El cubetazo de agua fría vino en el 2005, cuando el PAN, de plano se desfondó, quedando como tercera fuerza muy lejos del segundo y el primer lugar. Jaime Cuevas, el candidato del PRI, ganó la contienda con una ventaja de mil 700 votos sobre su más inmediato seguidor, Ramón Saldaña Morones, entonces candidato de una alianza encabezada por el PRD. Para que se diera ese resultado tuvieron que conjugarse varios factores: en primer lugar el PAN pasaba por un pésimo momento en Nayarit a raíz de la mala administración del gobernador panista Antonio Echevarría y del fracaso del fenómeno de Vicente Fox. En cambio el PRD atravesaba por su mejor momento gracias a la renuncia de Miguel Angel Navarro Quintero al PRI, llevándose una importante estructura política que puso al servicio del PRD. En Bahía de Banderas, mientras el PAN postuló a un candidato totalmente desgastado, el PRD registró al ex priista Ramón Saldaña, quien congregó a todos los grupos priistas que se sentían agraviados por la imposición de Jaime Cuevas como candidato del PRI. Hoy queda muy claro que si Jaime Cuevas logró ese triunfo holgado no fue gracias a su carisma, que lo tenía, sino a la forma inteligente en la que Héctor Paniagua Salazar lo llevó de la mano durante la campaña. Pese a los cuestionamientos de sus enemigos, Héctor Paniagua logró un buen gobierno y le dejó abonado el camino a Jaime Cuevas, lo cual garantizó un triunfo para muchos inesperado porque el fenómeno Saldaña parecía ser arrollador.
EL RENACIMIENTO. Fue tan malo el resultado del PAN en la elección de hace tres años que ni siquiera sacó los votos mínimos para meter un regidor plurinominal en el cabildo, lo cual hizo que el PAN prácticamente desapareciera del municipio, sin embargo la decisión de dos personajes clave en la vida política del municipio revivió al PAN y lo colocó con grandes posibilidades de triunfo. Tras su fracaso como candidato del PRD Ramón Saldaña decidió afiliarse al PAN, siguiendo los pasos de Rafael Cervantes Padilla, quien había sido uno de sus principales operadores durante la histórica campaña aliancista del 2005. Tanto Ramón como Rafael fueron en su momento grandes operadores del PRI, pero la forma en que Héctor Paniagua y Jaime Cuevas ejercieron el poder los animó a buscar su futuro en otros partidos, ahora en el PAN. La llegada de estos dos gigantes, más el buen momento por el que pasa el PAN a raíz del triunfo de Felipe Calderón Hinojosa, colocó al PAN de Bahía de Banderas en el centro de los reflectores, haciendo que algunos lo marcaran como favorito para ganar la alcaldía, siempre y cuando el PRI postulara a un candidato a modo. Pero el PRI prefirió jugar a lo seguro y postuló por segunda ocasión al contador Héctor Paniagua Salazar, a quien todas las encuestas dan como seguro ganador de la contienda. Y es que, además de hacer un gobierno muy popular, Héctor Paniagua nunca dejó de cultivar al electorado badebadense, primero con miras a ser diputado federal y posteriormente con la clara intención de regresar a la alcaldía. Aunque por momentos el afán de Paniagua por volver a ser candidato del PRI parecía obsesivo e inútil, al final la realidad se impuso de manera contundente y el PRI entendió claramente que su mejor carta, la única para jugar a lo seguro, era el propio Héctor Paniagua. Así, con la candidatura de Paniagua, el PRI resolvió la primera mitad de su victoria. La otra parte la aportó el PAN de fea manera.
EL PAN ENDURECIDO. Mientras Ramón Saldaña Morones ha realizado una carrera a base de compromisos y componendas monetarias, Rafael Cervantes Padilla prefirió avanzar demostrando que era un político popular. Mientras Saldaña prefirió comprar la candidatura en las alturas, Cervantes le apostó a la membresía panista, convencido de que la base sería la que definiría al ganador de la contienda. Y no se equivocó, la mayoría de los miembros activos del PAN le dio la victoria en la convención municipal del Xanadú del 4 de mayo. En lo que sí se equivocó Rafael fue en creer que el PAN era un partido democrático, porque desde antes de la convención empezó a recibir fuertes presiones para que se hiciera a un lado y le dejara libre el camino a Ramón Saldaña. Tigre de papel como siempre ha sido, inflado en los medios de comunicación gracias al uso y abuso de su chequera, Ramón Saldaña convenció al CEN del PAN de que él era la mejor opción, la única, para que el PAN pueda ganar la alcaldía de este importante municipio nayarita. Por eso al PAN no le importó pasar por encima de la legalidad y de la moral para obligar literalmente a Rafael Cervantes a declinar a favor de Saldaña, a pesar de que ya le había ganado de calle la candidatura en una convención. Aunque soportó de pie hasta el final el embate de los altos mandos panistas, al final Rafael Cervantes Padilla no tuvo más remedio que doblar las manos, aceptando renunciar a la candidatura para que Ramón Saldaña fuera registrado como el candidato del PAN. El hecho lastimó profundamente a la membresía panista y derrumbó las expectativas que ese partido había generado ante buena parte del electorado. Ramón Saldaña, que tres años atrás había contado con el respaldo de miles de electores, hoy inicia campaña arrastrando el estigma de ser producto de una reprobable imposición, de un dedazo que lo inhabilita para hacer campaña como un candidato democrático y honesto. En cambio Rafael Cervantes Padilla da una muestra de cómo se puede ganar aún perdiendo, porque a cambio de la candidatura a la alcaldía fue registrado como candidato a diputado local por las dos vías, la de mayoría y la plurinominal. Es obvio que el influyente grupo que encabeza Rafael Cervantes ya está listo para ver cruzado de brazos la forma en que Héctor Paniagua hará pedazos al espurio Ramón Saldaña.
TODOS CON EL PAN… IAGUA. A finales del mes de abril una encuesta levantada en Bahía de Banderas arrojó un resultado bastante interesante: si el PRI realizara una consulta abierta y los panistas pudieran participar, el 28.87% de los panistas votaría por Héctor Paniagua, el 12.37% por Emma Barba, el 6.19% por Raúl de los Santos, el 5.15% por Roberto Mejía y el 4.12% por Lourdes Nieves. Pero el dato más importante de esa encuesta es el siguiente: si la elección para presidente municipal hubiera sido entre Héctor Paniagua del PRI y Rafael Cervantes del PAN, el 62.89% de los panistas votaría por Rafael Cervantes, pero un 19.59% de los panistas lo habría hecho a favor de Héctor Paniagua. Si tomamos en cuenta que muchos de los panistas que votaron por Rafael Cervantes para que fuera su candidato hoy se sienten terriblemente agraviados por su propio partido, es fácil entender que Ramón Saldaña Morones se encamina con toda seguridad al matadero, sobre todo porque 30 días de campaña serán insuficientes para intentar siquiera modificar el marcador, que en esa encuesta de finales de abril era de 43.57% para el PRI y 26.67% para el PAN. La decisión del CEN del PAN de registrar a Rafael Cervantes Padilla como candidato a diputado plurinominal en el primer lugar de la lista fue para el propio Rafael un justo pago por el enorme sacrificio que fue obligado a hacer, pero al mismo tiempo representó la última paletada de tierra sobre la candidatura de Ramón Saldaña porque al garantizarle su diputación Rafael Cervantes difícilmente moverá un dedo o gastará un peso para ayudar a la campaña de Ramón Saldaña. Aunque en la foto y en el discurso oficial el PAN habla de unidad y armonía, en la realidad existe una fractura insuperable en el panismo de Bahía de Banderas, y si antes había un 20% de panistas dispuesto a votar a favor de Héctor Paniagua si éste fuera postulado por el PRI, hoy ese porcentaje es mucho mayor a raíz de que los altos mandos humillaron a Rafael Cervantes y lo obligaron a renunciar a la candidatura. En ese escenario, la campaña será para Héctor Paniagua un día de campo, lo cual de paso beneficiará a Roberto Mejía, quien sí está obligado a hacer una campaña de lujo porque de lo contrario podría registrarse un voto diferenciado.
POSDATA. La decisión del Instituto Estatal Electoral de otorgarle a Eduardo Valenzuela el registro oficial como candidato del PAN a la diputación local por el XV distrito, aunque es perfectamente impugnable desde el punto de vista legal, en el terreno político fue lo más adecuado, porque inhabilitar al ex alcalde de Santiago lo hubiera convertido en mártir y le habría generado muchas simpatías que de otra forma difícilmente logrará. Hoy vemos que el eje de su campaña es muy atractivo para el electorado: “porque el XV distrito merece ser representado por un hombre”. Con esos argumentos lo único que logrará será garantizar su derrota.
VOX POPULI. Feo espectáculo dio la diputada Emma Barba, quien el pasado martes intentó exigirle a Beatriz Paredes una explicación de por qué ella no fue la candidata a la alcaldía de Bahía de Banderas. La presidenta del PRI, lejos de enfrascarse en una discusión estéril, optó por ignorar a la furibunda señora, quien por lo visto no se resigna a quedar fuera del presupuesto tras seis años de jugosas recompensas.
Deja tus comentarios