>LAS NUEVAS REGLAS. Será en gran medida por las nuevas reglas del juego, será tal vez por lo breve que están siendo, o quizá por la madurez de los candidatos, pero lo cierto es que esta contienda electoral se proyecta como una de las más transparentes que hemos visto en los últimos años, sobre todo porque habrá más de 800 observadores ciudadanos acreditados para vigilar que la jornada del 6 de julio transcurra en absoluta calma. Por eso nada justifica que de pronto surjan voces advirtiendo a lo tonto la posibilidad de un fraude electoral. En lugar de andar propalando esas versiones infundadas deberían de una vez por todas meterse en la cabeza que en México, gracias a los innegables avances de nuestro sistema electoral, ya no hay forma de hacer fraude electoral. .
No al menos como eran los fraudes electorales en el pasado, cuando mediante prácticas tan deleznables como la de “embarazar” urnas un candidato podía resultar ganador sin haber contado con el apoyo mayoritario de los electores. Por desgracia en cada elección nunca faltan aquellos que lloran antes de que les peguen, alegando mucho antes de la elección que serán víctimas de un fraude. Sólo así justifican su mediocridad, o al menos intentan justificarla. De manera especial el doctor Miguel Angel Navarro Quintero se ha convertido como el mártir de los presuntos fraudes electorales, porque una y otra vez alega fraude cada que resulta derrotado. En el 2005 no soportó perder la elección interna del PRI y alegó que había sido víctima de un fraude, cuando hasta su propia gente supo que esa elección que ganó Ney González fue por completo transparente. Lo más grave de todo es que Navarro Quintero llegó hasta el extremo de utilizar actas falsificadas para tratar de apuntalar su denuncia. Ya como candidato oficial también volvió a denunciar que había sido víctima de un fraude cuando perdió la gubernatura de nueva cuenta frente a Ney, sin importarle que las elecciones hayan sido totalmente transparentes, aunque bastante reñidas. Hoy de nueva cuenta el candidato perredista a la alcaldía de Tepic intenta contaminar la contienda poniendo en duda la transparencia del proceso electoral.
UN LOCO PELIGROSO. Pero Navarro Quintero no es el único que intenta deslegitimar un proceso que de antemano sabe que va a perder. En el distrito XV anda desatado el ex alcalde Eduardo Valenzuela Alba, a quien de la noche a la mañana se le quitó lo panista y aceptó postularse como candidato a diputado local por el Partido Alternativa Social, un partidito que parece tener como lema oficial la frase de “Se recibe escombro”. El infierno en que el famoso Loco convirtió al ayuntamiento de Tuxpan convenció al PAN de que no era bueno seguir cobijando a ese tipo, por eso le cerró la puerta en las narices y le negó la postulación. Para su fortuna abundan los partidos oportunistas, cachavotos como les dijera Carlos Salinas de Gortari, que están listos para captar cualquier candidato que represente alguna rentabilidad. Lo malo es que Eduardo Valenzuela no sabe hacer otra cosa que armar escándalos, por eso, en lugar de ponerse a hacer una campaña propositiva prefiere presumir a los cuatro vientos que ya se encuentra al frente de las preferencias electorales pero que no descarta que en las próximas elecciones se vaya a registrar un fraude. O sea, como en el caso de los boxeadores japoneses, si El Loco Valenzuela gana es porque el proceso fue limpio y democrático, pero si pierde es porque fue víctima de un fraude electoral. Tales posturas en estos dos candidatos no aportan nada al clima de tranquilidad que ha caracterizado a esta contienda, la cual viene transcurriendo en una impresionante calma. Y así debe culminar, porque Nayarit está en paz y trabajando y están dadas todas las condiciones para que el 6 de julio los nayaritas acudan a las urnas en un clima de absoluta armonía y seguridad.
DE UNA BUENA VEZ. Por supuesto que es muy lamentable que al interior de un partido como el PRD, que tanto aportó para que este país finalmente transitara hacia la democracia, no exista una cultura democrática. Una y otra vez los perredistas han intentado elegir a sus dirigentes mediante procesos internos democráticos y transparentes pero al final el resultado ha sido el mismo: un auténtico cochinero, como esos que hacía el PRI en cada elección constitucional. Pero el hecho de que los perredistas no sean capaces de ejercer la democracia al interior de su partido no quiere decir que el resto del país padezca el mismo problema. Desde 1994 los mexicanos accedimos a la democracia de manera muy contundente. El 88 fue el último proceso electoral que vivimos bajo la sombra del fraude, a partir de eso el propio Carlos Salinas de Gortari abrió la puerta para la consolidación del sistema democrático nacional, el cual culminó el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, quien pudo haber forzado la caída del sistema, como ocurrió en el 88, para evitar la derrota del PRI en el 2000. Pero no había forma de detener la transición democrática. Por eso es ridículo y hasta ofensivo que hoy en día haya quienes de manera irresponsable se atrevan a insinuar la posibilidad de un fraude que bajo ninguna forma es posible. Por supuesto que los perredistas viven temerosos del fraude porque lo siguen padeciendo al interior de su partido, pero sería bueno que entendieran de una vez por todas que nuestro sistema electoral tiene una serie de candados que imposibilitan cualquier posibilidad de fraude. La credencial con fotografía, los funcionarios de casilla elegidos mediante insaculación, lo excesivos representantes de casilla, el padrón actualizado y auditado por la propia ciudadanía y los partidos, las boletas foliadas, la tinta indeleble, las actas de escrutinio en manos de todos los representantes de partido, los observadores electorales y las encuestas de salida son elementos que en conjunto hacen imposible cualquier fraude electoral, como se ha demostrado hasta el cansancio en todas las elecciones que hemos visto en la última década en todo el país. Salvo, por supuesto, en las elecciones internas del PRD.
LA OTRA OPCION. Por lo tanto, el fraude electoral por la vía de las urnas es prácticamente imposible. Existen otras formas del fraude electoral, como lo vimos en el 2006, cuando el perredista Andrés Manuel López Obrador enfrentó una auténtica elección de estado comandada por el mismísimo Vicente Fox, sin embargo precisamente para eso se realizó la reforma electoral que por primera vez se está aplicando en el estado de Nayarit. Hoy nos toca ver los primeros resultados positivos de esta reforma electoral, como lo es la corta duración de las campañas y el recorte sustancial al despilfarro de recursos. Ya no vemos postes ni bardas atascadas de propaganda, ni padecemos alta contaminación en radio y TV, en cambio vemos candidatos haciendo campaña a ras de suelo, visitando hogares así sea bajo la lluvia. Hoy las contiendas parecen desangeladas, que no prenden, pero en realidad este ambiente se debe a que ha desaparecido el enorme ruido publicitario que antaño las caracterizaba. Como es bien sabido, en cada proceso electoral sólo se involucra en promedio el 50% de los ciudadanos en edad de votar, a la otra mitad le tiene sin cuidado quien vaya a ser el nuevo alcalde o el próximo diputado. Por eso hoy tenemos campañas más focalizadas, más personalizadas, sin tanto derroche de propaganda, sin tanta contaminación visual y auditiva. El resultado final será el mismo, ganarán aquellos candidatos cuyos partidos tengan mejor estructura a la hora de movilizar votantes, ganarán los que logren convencer a un mayor número de votantes. Pero bajo ninguna circunstancia podemos permitir que de antemano se ponga en entredicho la transparencia y legalidad del proceso, porque a todos nos consta que en este país en estos tiempos es imposible hacer fraude electoral.
POSDATA. Impresiona que mientras en la capital del país a José Guadalupe Acosta Naranjo se le considere como una leyenda de la izquierda mexicana, en Nayarit no sea más que un oportunista político que ha medrado con las necesidades más básicas de miles de nayaritas. La entrevista que en días pasados publicó Excélsior nos proyecta a un enorme luchador social, el cual al menos en los últimos tiempos de plano ya no se ha visto por Tepic. Por desgracia la imagen que la mayoría de los nayaritas tienen del actual presidente provisional del PRD nacional es la de aquel oportunista que se alió a Antonio Echevarría en el 99 y que a cambio fue echado del gobierno estatal con una patada en el trasero.
VOX POPULI. El excelente clima en el que se venía realizando la contienda electoral en Bahía de Banderas se rompió de rompo debido a la cobarde agresión física que sufrió el subdirector del diario local Noticias, por eso es muy importante que las autoridades correspondientes hagan su trabajo y castiguen a los culpables de inmediato. En Nayarit no se puede permitir que la represión contra los periodistas vuelva a ser algo frecuente y normal, por eso hay que cortar de tajo con estos intentos de acallar la libertad de expresión. Por supuesto que a veces habemos periodistas que pareciera que sólo a golpes podremos rectificar nuestras posturas equivocadas, pero ni siquiera eso faculta a los afectados a recurrir a la violencia física para tratar de acallarnos. Pese a todo, siempre será mejor el libertinaje que la represión
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