>En los momentos actuales en que la finanzas públicas tanto federales como estatales se están estremeciendo, debido al imperativo categórico de que se llegó el tiempo en que los recursos que nos anunciaron al inicio del presente año serían menores, en los rubros que durante los dos primeros años de esta administración fueron superavitarios, se impone una seria reflexión sobre la forma de existir del gobierno estatal.
Ney González Sánchez, es un prototípico gobernante de la mas pura clase política del PRI; viene en sus genes el conocimiento de que el Estado y su forma de gobierno son entidades inmutables, y de que cada gobernante le impone su propio sello característico en ese iluso afán de ser único y singulares, para pasar con letras de oro a la historia de nayarilandia.
Para darle verdadera congruencia y racionalidad al anuncio de que su administración implementa un programa de austeridad, disminuyendo sensiblemente el gasto corriente y superfluo de las dependencias gubernamentales; es menester que se atrevan a tomar el toro por los cuernos, y, como se aprecia, el gobernador González no tiene intenciones de hacerlo.
En las proyecciones del gasto público del presente año, que a su inicio le presentó Gerardo Gangoiti, ya con lo anticipado por la Secretaría de Hacienda de la disminución sensible de los cientos de millones producto de los excedentes petroleros, el ejecutivo estatal, con su enorme imaginería creativo pudo bien pensar que estas restricciones podía revertirlas, merced a su peculiar protagonismo con el gobierno federal, y específicamente con el presidente Felipe Calderón.
Es mas que evidente, que el hijo de doña Carmen Sánchez quiere pasar a la historia como un gobernante constructor, que generoso les dio base a cientos y cientos de inútiles burócratas que sangran los dineros públicos; que hizo obras espectaculares como los nodos viales, la nueva plaza del bicentenario y que merced a su capacidad de convocatoria y convencimiento pudo hacer que viniesen capitales para crear el centro comercial Forum Tepic.
Antes de siquiera pensar en disminuir de manera real el estorboso aparato gubernamental de los tres poderes, Ney González es capaz de obligar a sus empleados a trabajar sin seguridad social, sin compensación y sin los mínimos elementos materiales para el cumplimiento de sus funciones.
Su propia oficina, el despacho del poder ejecutivo tiene gastos que causan escozor en sus críticos, partidas que son propias para gobernadores de entidades ricas, como Jalisco, Nuevo León o el Estado de México.
¿QUE SE PUEDE HACER...?
La lógica de la administración gubernamental nos indica que a grandes males, en ocasiones puede usarse la demagogia para manipular la opinión pública; lo racional sería actuar en congruencia con las proyecciones financieras del gobierno; y no hacer malabares declarativos para ocultar la realidad.
Nadie desde luego experimenta en cabeza ajena, lo ocurrido a Argentina en los años noventa es más que aleccionador, su descomunal burocracia llegó a tal nivel que asfixió la riqueza pública, al apropiarse el gobierno del ahorro de empresarios y trabajadores para financiar su gasto corriente.
Estamos seguros de que Ney González sería el gobernador mas querido en toda la historia de nayarilandia si se atreviera a: disminuir el número de diputados locales, erradicar y para siempre las diputaciones de representación proporcional; no hacer obras suntuarias como la inútil y farónica remodelación de la sede del Congreso.
Con quince diputados que supieran leer y escribir sería suficiente para el trabajo legislativo que requiere la entidad.
Establecer un freno financiero a las eternas ambiciones del Sutsem, imponiendo una ley para disminuir no tan solo los trabajadores de confianza, sino los mismos basificados, congelar verdaderamente el servicio público con los trabajadores que de veras se requieran.
Desaparecer los tribunales del trabajo y el administrativo contencioso, y fortalecer a su vez al poder judicial condensando ahí, todo escenario de contienda judicial, administrativa y laboral, cumplir el viejo y racional proyecto de darle unicidad judicial a toda actividad jurisdiccional del Estado.
Disminuir la publicidad gubernamental al mínimo, revisando los convenios de publicidad con las decenas de pasquines y “periodistas” en donde se esconden auténticos delincuentes, para mantenerlos solo con los medios auténticamente profesionales que puedan acreditar fehacientemente su cobertura social.
Desaparecer las oficinas, entidades de innovación gubernamental, la contraloría general y otras absolutamente inútiles, plagadas de inútiles recomendados cuya función es una verdadera duplicidad de funciones con las entidades del Congreso local.
Suspender y para siempre los subsidios “para el campo” que es un pozo sin fondo, que mantiene a los líderes y productores rurales como menores de edad, dependientes políticos de “papá gobierno”, y sí, estimular la producción de todo tipo, pero sin regalar mas los dineros públicos.
Ah..! y apoyar a los capaces; dejar de tirar el dinero con programas populistas que no resuelven los problemas de fondo el desempleo, suena cruel decirlo, pero la política humanitaria debe ser selectiva, la minusvalía física se ha trocado en minusvalía mental y todos son ahora dependientes del DIF y del gobierno.
Estas y otras medidas en el mismo sentido, de tomarse para implementarlas en nayarilandia, le darían un rango superior a la administración pública; en síntesis cambiar el modelo, y para que un político se atreva hacerlo, se requieren un chingo de habilidades, tantas como las que despliega el gobernador Ney González Sánchez.
¿Se atrevería actuar en este sentido...? ¡Sepa...! Habrá que preguntárselo…
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