La comunicación de Ney, parafernalia exagerada y agotada

- Dic 1, 2008

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Bajo muchas condiciones que se le han dimensionado adversas, entramos de lleno al mes de diciembre, hito dentro del cual, el gobernador Ney González tiene que acudir ante la actual Legislatura para rendir su tercer informe de gobierno; pero el hijo de doña Carmen Sánchez lleva su personal optimismo a formas inéditas para seguir conduciendo la administración que preside, con las mismas reglas y proposiciones, pese a que el entorno le ha cambiado la jugada y con mucho.

En efecto, a tres años de gobierno, la administración pública estatal sigue con sus peculiaridades, es decir, un permanente ajetreo de todo lo habido y por haber de las responsabilidades que le son inherentes, se ha empecinado en gobernar con impactos mediáticos desdeñando la necesaria reflexión para revisar y poner en “blanco y negro” logros, fortalezas políticas versus deficiencias y omisiones, y el gobierno con este perfil ha llegado a su nivel de incompetencia.

El modelo gubernamental de que todo lo que toca Ney González, es único, irrepetible y por antonomasia exitoso ya no puede ser procesado por los genios del marketing  político; ha caído en desuso y se impone una revaluación de la comunicación social, todo lo bueno que se hace y se difunde de manera exagerada ya trae consigo un deterioro de la personalidad del gobernante y de los suyos, que no consignan los medios y en espacios marginales llegan a extremos que debieran ser preocupantes para el diablo Güero, el funcionario mas poderoso del gabinete y para Abel Chávez, quién le da rumbo a la comunicación gubernamental.

La cuestión radica en que a golpe de boletines de prensa se busca imponer la imagen superlativa del gobernante, y la realidad es marginada de la  comunicación, las voces críticas de la ciudadanía al no ser tomadas en cuenta, son llevadas a la exageración denostativa que sin freno se troca en un ejercicio tocado por la ofensa y la desproporción del juicio.

No debemos ser afectos a considerar que las intenciones del gobernador, de su familia y principales funcionarios, son hacer latrocinios de los recursos públicos, la parafernalia del ejercicio del poder, la desproporción de calificar como únicos, trascendentales y grandilocuentes los actos cotidianos del ejercicio gubernamental ya constituye un contrasentido; es el propio gobierno con su modelo de comunicación social el que impulsa la repulsa que sufre la figura del gobernante.

Los extremos de incondicionalidad reptante, de adoración extrema a la persona del gobernador González en que ha incurrido el procurador Héctor Béjar, calificarlo como un político único, que sorprende al mismo presidente de la república por que es archi super inteligente es una desproporción mayúscula que nos indica el grado de perversión del modelo conductual que se tiene en el gabinete, Ney no tiene amigos ni colaboradores, sino obtusos servidores cuya función raya en el servilismo.

LOS PRIVILEGIOS Y LAS OMISIONES

Un gobernador, conforme a la liturgia de nuestro sistema, tiene una serie de privilegios meta legales, y en los últimos meses, el titular del poder ejecutivo se ha metido en camisa de once varas, él solito se impuso definiciones y retos que no está ni en sus facultades, atribuciones y atributos personales poder cumplir; no sabe medirse en sus proposiciones gubernamentales por la sencilla razón de que no tiene consejeros que le digan las inconveniencias de conducirse como el optimista perpetuo.

Define el accionar de su administración de manera exagerada, desde el inicio mismo, el famoso programa de los primeros cien días, nunca tuvo un ejercicio de reflexión sereno, nunca supimos si pudo o no cumplir lo prometido; lo mismo sucedió con la pérdida de las elecciones de las presidencias municipales y diputaciones a manos de los panistas y perredistas, ningún gobernante priísta perdió lo que Ney González en las pasadas elecciones; sus aliados le demandaron hacer el recuento puntual de ello para colegir responsabilidades políticas, y habiéndolo anunciado, a la hora de la verdad se negó pues a “contar las canicas”.

}El contentamiento perenne de la marca por él acuñada, la “riviera Nayarit” ha tenido baldazos de agua fría, y su capacidad de respuesta ha sido negar la realidad y conducirse como si nada hubiera pasado, dos importantes cuestiones  nos ilustran que la burbuja en que vive nuestro gobernador.

El plan estatal carretero para la riviera, fue llevado al extremo, un sistema de vías estatales que fueron licitadas, adjudicadas y con una concesión privilegiada para la empresa que resultó ganadora en el concurso respectivo; pero de un plumazo, el presidente Felipe Calderón públicamente le destruyó el  programa, la SCT toma para sí el proyecto y hasta la fecha no se ha iniciado; el gobernador González hizo mutis y no ha declarado nada del tema.

El otro asunto, cuando la presidencia de la república anuncia la creación de un Centro Integralmente Planeado en las playas de Escuinapa Sinaloa, el gobernador de Nayarit, de manera irreflexiva anuncia que ese mismo día por la tarde emite un decreto gubernamental para que la “riviera Nayarit” se extienda a todo el litoral de la zona norte de nuestro territorio, para “proteger y apoyar la decisión presidencial..” y a la fecha, ni aún con la reciente visita del secretario de turismo del gobierno federal, la administración estatal no ha emitido decreto alguno, la verdad es que carece de facultades, de recursos y de competencia para hacerse el invitado en este tipo de proyectos presidenciales.

Ney González no quiere darse cuenta de su exacta escala, de lo que representa ser gobernador de una entidad que si bien tiene singularidades, no tiene los recursos de Jalisco, Sinaloa o Guerrero; ha sabido aprovechar a lo máximo el ser responsable de la comisión de turismo de la Conago; ha tenido éxitos mediáticos y logró un lugar en el escenario cercano al presidente de la república, pero a costa de descuidar su principal función.

Como gobernador nos debe muchas explicaciones sobre la realidad de nuestra economía y la marcha de la administración que preside, lo que hoy se le demanda es que tenga la serenidad de informar sin adjetivos superlativos, sus humanas y naturales limitaciones serán comprendidas por la sociedad, pero si se empecina en seguir ocultando el lado amargo del quehacer gubernamental, seguirá el deterioro político de su gobierno.

Tiene que decir lo que no hizo, aunque quiso hacerlo, es su obligación decir porqué no se hizo; tal rasgo de racionalidad lo haría respetable. Nuestra realidad política implica contradicciones y es responsabilidad del gobierno que preside resolverlas.
Ney González es el gobernante de los nayaritas, no es el papá del lumpenaje que le dio base social a su administración; no puede seguir conduciendo un gobierno que quiere “darle felicidad a la gente” ésas no son sus funciones, tiene que dedicarse a promover el bien común de la sociedad y buscarle con toda su imaginación el desarrollo de nuestra vocaciones productivas, que, por cierto no son pocas.

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