Bien por la medidas de seguridad… pero hay que ir por más

- Dic 11, 2008

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“Cuando las autoridades ponen mano dura, sentimos que vulneran nuestros derechos y libertades. Cuando se ponen flexibles, sentimos que no trabajan”. Lo anterior fue escrito por un lector de Nayarit en línea a propósito de las recientes medidas gubernamentales para fortalecer la seguridad pública.

Los hechos de violencia acontecidos en las últimas semanas en Nayarit, provocaron que el gobierno de Ney González diera un golpe de timón en materia de seguridad pública y procuración de justicia.

A muchos molestaba que el gobierno estatal no reconociera que las cosas se estaban saliendo de control; que Nayarit no podía estar ajeno a la ola criminal que impacta a la sociedad en todo el país; que era incongruente que mientras se presumían y publicitaban primeros lugares en seguridad, cada semana se conocía de balaceras y ejecuciones.

También hubo voces que advertían demasiada tolerancia y libertinaje en la venta y consumo de bebidas alcohólicas, especialmente en Tepic, que no solo venía a agravar un problema de salud sino que propiciaba un clima perfecto para quebrantar la seguridad de los ciudadanos.

Otras prácticas ilícitas como circular con placas vencidas y polarizar los cristales de los automóviles para dificultar la identificación de sus conductores también fueron denunciadas.

Ciertamente, tampoco se trataba de caer en el alarmismo. Está claro y no hacen falta declaraciones o boletines del gobierno para reconocer que Nayarit no ha vivido en muchos años, en el clima de inseguridad extrema de otros estados como Chihuahua, Sinaloa o Baja California.

Las cifras oficiales, las que solo registran delitos denunciados, destacan a nuestra entidad por ser uno de los estados más seguros y lo estudios independientes, como el publicado por el Instituto Ciudadano de Estudios Sobre la Inseguridad, posicionan a Nayarit en el lugar número 17, preocupante, pero aún por debajo de la media nacional.

Por fin, tras los asesinatos del Hilo Revee, el gobernador Ney González reaccionó. Muy a su estilo, pero terminó por reconocer tácitamente que había que cambiar de estrategia. Las estadísticas y el mensaje de un “Nayarit en paz y trabajando” no eran suficientes para detener el creciente temor de la ciudadanía.

Ahora los retenes y el control de horarios en expendios, bares y antros, entre otras medidas tampoco nos gustan, especialmente los retenes, porque --es cierto-- los policías encargados dejan mucho que desear a la hora de las revisiones.

Por supuesto que a los empresarios del ramo tampoco les agradó que se endurecieran los controles, pero destaca la campaña de radio que mantiene la empresa propietaria de Mandala, el principal antro de la ciudad, que invita a sus clientes a acatar las nuevas disposiciones.

No podemos apostar a criticar por sistema a las autoridades. No es válido estar en contra de todo y a favor de nada. Este fue uno de los pocos espacios donde se exigió que el gobierno estatal actuara en materia de seguridad pública y finalmente lo comenzó a hacer.

Qué bueno que haya retenes que verdaderamente cumplan con su cometido, y mejor decisión aún que observadores ciudadanos vigilen abusos y arbitrariedades de los policías.

Qué bueno que se aplique la ley y se controle la venta de alcohol y la vida nocturna de la ciudad.

Qué bueno que se saque de circulación a vehículos con placas vencidas y con cristales ahumados, incluyendo a los que se sienten influyentes.

Pero ahora hay que ir por más.

Que haya una verdadera coordinación con las corporaciones federales y se desmantele la red de narcotienditas bajo sospecha de estar protegidas por los propios policías.

Que se abra una investigación seria sobre una supuesta banda de Tsurus que distribuyen droga por toda la ciudad y que en este espacio ha sido varias veces denunciado por los lectores.

Que se clarifiquen los hechos de violencia de las últimas semanas, como el triple asesinato de Puerta del Sol que tanto ha conmovido a la sociedad tepicense.

Qué conocidos narcotraficantes dejen de convivir impunemente entre la gente de bien y se den el lujo de hasta “invertir” en bares, botaneros y centros comerciales.

Solo así, habrá plena confianza y tranquilidad.

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