>EL ANONIMATO. Ante los duros controles que ha establecido la nueva ley electoral para evitar el uso de los medios masivos de comunicación en las campañas políticas, el internet se está convirtiendo en el vehículo ideal para la llamada guerra sucia. Hace unos cuantos años en Nayarit todavía era posible comprar espacios en la prensa local para publicar encuestas falsificadas que pretendían beneficiar a tal o cual candidato, aunque al mismo tiempo quedaba demostrado que esos recursos no impactan en el ánimo de los electores. Hoy, para evitar el mal uso de las encuestas Patito, la ley electoral contiene elementos que permiten establecer la seriedad de una encuesta, al mismo tiempo se prohíbe la guerra sucia mediante los medios de comunicación electrónicos, lo cual abre la puerta al uso de medios alternativos, como es el caso del internet, que en Estados Unidos ya está considerado como uno de los medios de comunicación más poderosos, como lo demostró recientemente Barack Obama al reunir una gran cantidad de fondos mediante 2 millones de donantes a través de Internet.
Sin embargo en Estados Unidos el 80% de los ciudadanos tiene computadora con acceso a internet, en cambio en México se estima que sólo el 30% se encuentra en esa condición. Por lo tanto, contra lo que digan los expertos, el internet no será un elemento definitivo en las próximas campañas electorales de este año. Si lo será, lamentablemente, en el terreno de la calumnia y la difamación debido a que este medio fomenta el anonimato que estimula a los cobardes que desde la oscuridad son capaces de difundir cualquier tipo de infamia. En ese contexto es bienvenida la reciente reforma electoral realizada por el Congreso del Estado de Nayarit para castigar con cárcel, de uno a seis meses, a quien genere, difunda o propague mensajes por Internet que causen alarma, temor o miedo entre la población, y cuyo propósito sea perturbar la paz pública, menoscabar la autoridad estatal o presionarla para tomar alguna determinación.
UN PRIMER GRAN PASO. A pesar de que ya se escuchan algunas voces que alegan que esa reforma penal atenta contra la libertad de expresión, en estricto sentido no hay tal atentado, por el contrario, la reforma dota de herramientas legales para que las personas afectadas por este tipo de campañas puedan exigir a las autoridades una investigación que culmine con el castigo. En realidad la polémica reforma sólo reitera lo que ya está establecido en la Constitución, el castigo a quien recurra a la calumnia o la difamación para lastimar a otra persona. El problema es que esa reforma en sí no servirá de nada si no viene dotada de recursos tecnológicos para que la Procuraduría General de Justicia del Estado pueda realizar investigaciones serias para tratar de establecer con certeza a los autores de estos delitos. Es bien sabido que sólo la PGR y el Gobierno del D.F. cuentan con una policía cibernética capacitada para rastrear este tipo de ilícitos en la red, especialmente los que tienen que ver con pornografía infantil y narcotráfico, de ahí en fuera ninguna de las policías locales cuenta con la tecnología apropiada para realizar investigaciones serias. Por lo tanto es necesario que las autoridades nayaritas adquieran este tipo de tecnología para dar con los autores de mensajes anónimos que ponen en riesgo la estabilidad política de la entidad. De cualquier forma es necesario aceptar que aún contando con equipos sofisticados difícilmente se podría dar con el origen de un correo infamante, a menos que el autor sea un novato y cometa el error de utilizar su computadora personal para diseñar y difundir el mensaje infamante. Hace algunos años recibí una serie de amenazas de muerte por la vía de internet y al enterarme de que la policía del D.F. había logrado dar con el paradero de un sujeto que había mandado un mensaje similar al periodista Germán Dehesa me puse en contacto con él para compartir la experiencia. El señor Dehesa me dijo que, en efecto, la procuraduría del D.F. había rastreado con éxito el mail que le enviaron, descubriendo que se trataba de un ciudadano común y corriente que envalentonado por el anonimato que da el internet se había atrevido a mandar algunos fuertes insultos al periodista, sin imaginar que sería descubierto por haber utilizado su computadora personal.
UN TERRENO MINADO. En el caso de Nayarit, la mayoría de las cadenas de internet son operadas por ciudadanos comunes y corrientes que encuentran en esa vía una forma de desahogarse, pero cuando se trata de profesionales de la guerra sucia difícilmente dejan huellas, precisamente porque saben que cada computadora cuenta con una identidad fácil de rastrear por las autoridades competentes. Por lo tanto la nueva reforma penal lo único que hace es complicar un poco el trabajo de estos cobardes que desde el anonimato se dedican a insultar y amenazar a quienes piensan diferente. De manera especial los periodistas somos blanco fácil de estos cobardes que no se atreven a hacer críticas dando la cara. Mientras que nosotros firmamos nuestros artículos, ellos se esconden en el anonimato para enlodar e insultar simplemente porque difieren de nuestro punto de vista. Por eso esta nueva ley es un avance en materia de procuración de justicia, lo malo es que resultará muy difícil aplicarla debido precisamente a lo complicado que resulta rastrear a los profesionales. Sin embargo hay que admitir que los propios periodistas somos en buena medida cómplices de estos cobardes anónimos, porque utilizamos los medios masivos de comunicación como caja de resonancia para difundir un ataque anónimo que circuló por internet. Por ejemplo: en el famoso sitio de You Tube se encuentra un mensaje insultante en contra de un político nayarita, mismo que al día de ayer había sido visto por solamente 339 personas, incluyendo a este reportero. En cambio la nota que se difundió en un portal de internet local dando los pormenores del video de You Tube había sido leída hasta anoche por 596 lectores. Por lo tanto el mecanismo es simple: el autor de la guerra sucia sube a internet un video que muy poquitos verán porque en Nayarit son muy escasos los que tienen computadora con internet, pero los periodistas harán el resto, al difundir masivamente el contenido de ese mensaje anónimo. Por lo tanto no hay ninguna duda en cuanto a que los periodistas estamos cometiendo un claro delito al difundir un mensaje que es anónimo y a todas luces constitutivo de delito.
EL QUE AGARRA LA VACA. Al respecto vale la pena mencionar otro ejemplo muy ilustrativo: durante la pasada contienda por la alcaldía de San Blas el candidato del PRD fue víctima de un panfleto pornográfico que evidentemente dañó su imagen a pesar de la escasa circulación que el pasquín tuvo. Sin embargo el panfleto fue difundido en un portal de internet gracias a lo cual fue conocido por miles de nayaritas que de otra forma no se habrían enterado de su contenido. Con el pretexto de la libertad de expresión muchos periodistas incurrimos en abiertos delitos al difundir información difamatoria o falsa, de ahí que es saludable que se aplique la ley para obligarnos a todos a proceder conforme a derecho. Todos los días vemos en las páginas de los diarios policiacos una serie de datos que por ley no deben ser publicados. Por ejemplo, la ley prohibe que se publiquen nombres y fotografías de menores de edad involucrados en algún delito, sin embargo a menudo vemos menores exhibidos como si fueran peligrosos delincuentes. La misma ley establece que no se podrán publicar los datos de una averiguación previa, sin embargo casi a diario lo hacemos. También está prohibido difundir nombres y rostros de presuntos delincuentes en tanto no se les declare culpables, pero eso no importa a la hora de difundir una noticia, primero viene la quemazón pública, el escarnio, aunque después muchas de esas personas queden en libertad por haber sido arrestados injustamente. No hay duda que hay mucho de razón en el refrán que dice que tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata, en el asunto de la guerra sucia los periodistas somos cómplices, a veces ingenuos y a veces interesados, porque nos encargamos de difundir masivamente un mensaje que de otra forma no habría sido conocido en forma masiva. Y es ahí donde pretende aterrizar la nueva reforma penal que pretende castigar a quienes se encargan de difundir información que a todas luces es falsa.
POSDATA. Para poder cumplir con su obligación de castigar a quienes utilizan el internet para delinquir de manera anónima, la Procuraduría de Justicia del Estado deberá dotarse de tecnología de punta que le permita realizar investigaciones a fondo. Cuando este requisito se cumpla los cobardes que se escudan en el anonimato que les brinda la red se la pensarán dos veces antes de seguir con sus calumnias. De lo contrario todo quedará en buenas intenciones.
VOX POPULI. Por nuestra parte los periodistas también debemos obligarnos, o ser obligados, a cumplir la ley para no ser cómplices de estos sujetos, haciéndoles el favor de difundir masivamente sus cobardes ataques. Ya es hora de que prediquemos con el ejemplo, la libertad de expresión tiene límites claros, termina cuando una crítica se convierte en calumnia o difamación. El problema está en quién le pone el cascabel al gato.
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