>Corría diciembre de 1994, el gerente entró a la oficina y de manera súbita me dijo: “tus servicios ya no son necesarios para la empresa”. Quedé aturdido. No encontraba explicación a la decisión sin admitir términos intermedios. Se trataba expresamente de mi despido como director de noticiarios y conductor de programas de la televisora local XHKG.
Hice mil conjeturas, busqué en el pasado la causa para tan tajante decisión. Mi determinación fue que al priista gobernador Rigoberto Ochoa Zaragoza no había gustado el manejo informativo en los programas noticiosos, molestia causó entre la oficialidad darle voz a personas de los diversos sectores de la sociedad que en el pasado no habían tenido en televisión oportunidad de expresarse, sobre todo contra acciones de un gobierno que despuntaba vengativo y represor, entre otros atributos que en los ciudadanos iban de boca en boca cargados de inconformidad.
En mi oficina recibía personas en desacuerdo con actividades arbitrarias del gobierno, de la Procuraduría de Justicia en poder de Sigfrido de la Torre “El Piro”, pero sobre todo de la policía judicial estatal. Había también quienes iban con el propósito de desahogar hechos que ocurrían al interior del aparato gubernamental. Llegué a sopesar el riesgo que implica tener tanta información.
Para ganar audiencia, en el desarrollo del noticiario nocturno leí una carta manuscrita que entre otras cosas decía, si mal no recuerdo, que en Nayarit había ganado fama pública de narcotraficante un tipo apodado “El Cholo”, quien quitado de la pena transitaba por la calles de Tepic y que incluso acudía al banco sin que el gobierno de Rigoberto Ochoa Zaragoza hiciera algo para su detención, claro está, en colaboración con la autoridad federal. La carta era anónima. Craso error.
Ello motivó que el mandatario estatal exigiera la presencia en Casa de Gobierno del concesionario de la televisora para tratar en petit comité el asunto de la información, para ellos comprometedora, lanzada al aire. Hubo reclamos de la parte oficial representada por Rigoberto, “El Piro” y el licenciado José Trinidad Espinosa Martínez, en ese entonces jefe de prensa del gobierno en turno.
Finalmente a Rigoberto le pusieron mi cabeza en bandeja de plata. Se tomó la decisión no sólo de que no apareciera a cuadro, sino de terminar toda relación laboral. Claro está que la empresa tuvo a cambio ventajas económicas. “Tus servicios ya no son necesarios para la empresa” ¿A partir de cuándo? A partir de ya, de este momento. La punzante determinación se dio a conocer en el transcurso de la mañana. A la hora del noticiario de la noche ya no había ni rastros de mi presencia. No me dieron la oportunidad de despedirme de la audiencia, tampoco de agradecer públicamente a la empresa por la oportunidad brindada.
Enseguida se vinieron una serie de comentarios, especulaciones y hasta protestas para acusar de represivo al gobierno de Rigoberto Ochoa Zaragoza, de coartar la libertad de expresión. El tema fue motivo de denuncia en la tribuna de la cámara de diputados federal por medio de un legislador de la oposición del Estado de Jalisco, a instancias de José Luis Sánchez González.
Al paso de los años se dan luces sobre la verdadera causa de mi despido. Me apoyaré en lo escrito en vida por J. Jesús Brancornelas, periodista altamente calificado por su especialidad en temas de narcotráfico, en el país el potosino sin par por su credibilidad en la materia.
Dice que a raíz de la detención de “El Güero” Palma al desplomarse el avión en terrenos del municipio de Xalisco, encargó casi todo su negocio a “El Colo” Laija, quien capitaneaba movimientos de mariguana y cocaína por toneladas a la frontera con Estados Unidos. Tenía casonas y chalets en Tepic, entre otras ciudades del país. Incluso acostumbraba secuestrar a mujeres de Nayarit que le gustaban. Para asesinar rivales, “El Colo” ordenaba ejecutarlos a “El Cholo”, cuyo nombre es Jorge Navarrete. Este es el personaje clave de nuestra historia.
El relato de Blancornelas continúa:
El 19 de septiembre, 2001, hubo otra declaración ministerial del testigo protegido “Julio”: “…con el transcurso de los años me fui dando cuenta de varias actividades que realizaron estos individuos en Nayarit. Especialmente recuerdo que en el año de 1995 fue confiscada una avioneta en la sierra con 12 millones de dólares procedentes de San Luis Río Colorado, Sonora. En los días siguientes a dicho decomiso me enteré que ese dinero iba a ser recibido directamente por Jorge Navarrete y un grupo de pistoleros, para llevárselos al encargado de esta organización, que es el señor Ramón Laija alias ‘El Colo’. También por el año de 1995 me di cuenta de un asesinato que se cometió en Nayarit de Antonio Contreras, quien fungía como sub-director de la Policía Judicial del Estado de Nayarit. Este asesinato fue cometido por Ramón Laija, ‘El ‘Güero’ Palma, Jorge Navarrete ‘El Cholo’, Valerio Palma Salazar y varios sujetos más. También sé que cuando era Gobernador del Estado de Nayarit el señor Rigoberto Ochoa Zaragoza, me di cuenta y supe por palabras de Jorge Navarrete que este gobernador estaba totalmente en complicidad con ellos, para darle protección en el Estado y poder recibir cocaína en lanchas rápidas o barcos camaroneros. Inclusive supe que le regalaron varios carros blindados al gobernador y su familia”.
Ahora lo sé con mayor claridad: me vendieron como puerco flaco.
Mail: osgobi06@yahoo.com.mx
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