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“Los actos religiosos de culto público se celebrarán ordinariamente en los templos. Los que extraordinariamente se celebren fuera de éstos, se sujetarán a la ley reglamentaria..” artículo 24 de la Constitución general de la República. “El Estado mexicano es laico…, El Estado no podrá establecer ningún tipo de preferencia o privilegio en favor de religión alguna. Tampoco a favor o en contra de ninguna iglesia ni agrupación religiosa..” artículo 3º de la Ley de asociaciones religiosas.
La religión católica tiene en nuestro país una larga tradición de dominio del pueblo de México; y desde el siglo XIX con las leyes de Reforma se resolvió -creíamos para siempre- la definición de los territorios de hegemonía de la Iglesia con su exultante clericalla y el Estado laico; las reformas de Carlos Salinas fueron hechos a la trompa talega, reconociendo status legal a los ministros de culto, sin que hubiere entonces una demanda social para tales adiciones constitucionales.
La mochería católica estaba focalizada en los estados de Morelia, Jalisco, Guanajuato, Hidalgo y en otras pequeñas regiones del país; con la llegada de Vicente Fox a la presidencia de la república, se modifican las prácticas de las actividades sociales y familiares del ejecutivo federal, con su singular zafiedad e impertinencias políticas, al asumir públicamente su catolicismo posibilitó una emergencia política del clero católico, sus permanentes apetitos de dominio político volvieron a expresarse.
Este introito viene a cuento, a propósito de la conducta asumida por el gobernador Ney González de otorgar apoyo estatal inusitado al congreso de los misioneros realizado este fin de semana anterior; el recinto ferial fue transformado ex profeso, y en las ceremonias religiosas que se llevaron a cabo fuera de los templos protagonizó como gobernador del Estado de Nayarit su activismo católico sin pudor alguno, el discurso publicitado por la oficina de prensa estatal, confirma la violación legal y peculiar mescolanza del lenguaje del político con su filia religiosa.
Ningún gobernador panista ha llegado a estos extremos, mas o menos supieron guardar las formas, nadie le recordó al hijo de doña Carmen que como gobernador está impedido a asumir tamaño protagonismo, por mucha presunción de su fé católica.
Esta deliberada conducta del gobernador González, no tan solo de vulnerar el marco legal de una cuestión tan delicada como la laicitud del Estado y las desafortunadas frases imbricadas de alegorías y apología religiosa, constituye una ofensa para la sociedad que gobierna, porque estos actos religiosos celebrados en el recinto ferial, contravienen el texto de la ley, y junto al presidente municipal Roberto Sandoval, son cooresponsables de violar de manera impune y apologética la fracción final del artículo 25 del texto invocado.
Que establece: “Las autoridades antes mencionadas (federales, estatales y municipales) no podrán asistir con carácter oficial a ningún acto religioso de culto público, ni a actividad que tenga motivos o propósitos similares..”
La utilización de los instrumentos de su gobierno para apoyar los actos del congreso de misioneros, confirma la vulneración del marco legal que está obligado a salvaguardar; la única respuesta posible a tamaño yerro, sería un exceso de soberbia, lo cual sería absolutamente desafortunado, ¿qué pasa por la mente de Ney González..? ¿piensa acaso que su conducta personal, como político, como funcionario público, puede estar por encima de la ley..? la complacencia social que le ha acompañado ¿piensa que es eterna..?
LAS PRISAS DE RoSa
El presidente municipal de nuestra ciudad capital, Roberto Sandoval lleva demasiada prisa en pos de sus ambiciones y lógico, está cometiendo errores no tan solo políticos, sino administrativos en la generación de bienes y servicios que tiene a su cargo la comuna que preside, por la ligereza y dejadez de tratar los asuntos del Ayuntamiento; es menester que alguien le señale que su posicionamiento en el imaginario colectivo de los náyaros como aspirante a candidato a gobernador está en serio riesgo, se conduce como chivo en cristalería.
Se aferra a la generación de recursos extras para esconder lo que solo unos pocos conocen, el gobernador, el ahora diputado del primer distrito, que las finanzas públicas del municipio que preside están quebradas, sus ingresos de toda fuente, son menores a las obligaciones que tiene que pagar; y el gasto corriente sigue asfixiando la capacidad de operar financieramente a la altura de los reclamos ciudadanos.
La corrupción de entidades como el departamento de licencias y funcionamiento de negocios, el tráfico de influencias con los comités de acción ciudadana, van en perjuicio de comerciantes establecidos que se ven impedidos al seguimiento de sus negocios por la ¿impericia o mala fé? estulticia de sus funcionarios.
Si Roberto estima que puede hacer mas desfiguros que los hechos por su antecesor, debe reconocer el mensaje de los votos; el PRI no las tiene todas consigo y su personalidad, frágil y polémica ya se ubica fuera de lo razonable, el pueblo no puede ser manipulado a estos extremos, como político de nuevo cuño tiene las debilidades que ya son expósitas, una de ellas, la negativa a aceptar las críticas.
Si RoSa.., tiene complicidades e intereses comunes con el gobernador González debieran de actuar de manera conjunta para resolver el estancamiento financiero; mucho tiene que decirle a los medios y a la sociedad el presidente de la comisión de gobierno legislativo Manuel Narváez, que tiene a dos buenos pistoleros entre los suyos para minar las intenciones de endeudamiento del edil tepiqueño.
Mala señal que sea la anticipación de las intrigas y lances en el equipo cercano del gobernante por la sucesión gubernamental y en la misma comuna, lo que regule hoy la marcha de los dos niveles de gobierno; desde luego que este escenario no es el mejor para superar la crisis post electoral.
RoSa.., a lo mejor estima que seguir la ruta y el ejemplo de su mentor es el mejor mecanismo para la concreción de sus ambiciones; está llegando al límite de sus incapacidades y los perjuicios que viven los habitantes de la ciudad capital, serán el reclamo permanente, lo peor es el intento de concertar compromisos de saliva…, ya parece Pablo Montoya.
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