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Al conocer los nombres de los seis abogados que integran las dos ternas que envió el día de ayer a media mañana el gobernador Ney González a la Cámara de diputados, la impronta salta a la vista y uno tiene que buscarle explicación lógica a los motivos que determinaron en el ánimo del hijo de doña Carmen, poner a quienes ahí puso.
La primera respuesta se la dí a Pedro Antonio Enríquez, el talentoso sub secretario jurídico y hombre de importancia en la operación jurídica y política de este gobierno, sin duda, la distracción del procedimiento de rechazo de los ambiciosos magistrados aún en funciones -Rodríguez y González- trajo focalizado el asunto y el gobernante careció de capacidad de maniobra.
La segunda es la que comparto en estas líneas, estimo que Ney González con estas promociones cumple dos pendientes, la posible recomendación de un alto funcionario del gobierno federal en pro de un tartufo y acosador sexual con sus alumnas en la facultad de derecho de UAN, quien no dudó en jugarle las contras al líder camaral y al mismo gobernante en un feo asunto de la ley de ingresos del año pasado.
Y otra, que sabe ser agradecido con quienes le sirvieron en su arduo y difícil camino de llegar a la gubernatura.
A la mejor se explica así, el motivo de la plática que el domingo tuvieron en el restaurante Chili´s de Plaza Forum, su pariente el agraciado y su papá putativo, el inefable y frívolo procurador de justicia, cuyo nombre y puesto se escribe con minúsculas, acorde a su prevaricadora condición.
Algunos diputados de la actual legislatura consultados por este escriba -off the record- manifestaron su extrañeza de la inclusión de magistrados del tribunal electoral y de justicia administrativa uno de ellos acaba de ser objeto de su reelección por el mismo legislativo, señalando que “¿a qué está jugando el señor gobernador.., es medida distractora”? y abundan “¿cómo dejar un órgano jurisidiccional para irse a otro..”?
El acertijo ahora, es para los diputados integrantes de esta legislatura, que a partir de ayer, inician el proceso de llamar a los interfeutos y examinarlos; de la primera de las ternas, lo recomendable sería la designación de Martín Mayorga, cuyo protagonismo como dirigente de una importante organización de abogados litigantes ha sido beligerante pero no irrespetuoso frente al poder hegemónico del gobernador.
En la segunda, híjole pues ni a cuál ir, uno que ya fue magistrado y no dejó buena memoria de su función, otro que nunca ha litigado ni siquiera un mercantil ejecutivo y no tiene en absoluto ningún reconocimiento del foro, burócrata del derecho electoral y operador de las acciones encubiertas de su jefe anterior, y pa´acabarla pariente del que manda.
Explicable sin duda la risa socarrona y el comentario mordaz de los magistrados que se van: “y por ésos chibilindrines nos cambian…”
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