Martha, férrea competidora

- Oct 20, 2009

>*Estamos seguros que si Martha Elena logra agrupar partidos de oposición y sociedad civil en esta nueva aventura, las posibilidades de obtener el triunfo en el 2011 serán altas

Si bien es cierto que en nuestro país la incursión de las mujeres en la vida política de primer nivel es reciente, de unos años a la fecha las parejas de los gobernantes han querido ser las receptoras de los reflectores.

La historia nos recuerda a Griselda Alvarez Ponce de León en 1979 como la primera mujer que gobernó un estado en el país, Colima. Le siguieron la actual líder nacional del PRI, Beatriz Paredes Rangel (Tlaxcala entre 1987 y 1992; luego candidata por el PRI-PVEM a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal en el año 2006), la ex senadora Dulce María Sauri Riancho (Yucatán de 1991 a 1994), Rosario Robles Berlanga (Distrito Federal 1999-2000).

Así como Amalia García Medina, en Zacatecas (que está por concluir su periodo) y en Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco. Pero a esta lista deben agregarse nombres recordados algunos a nivel nacional y otros a nivel regional y local, porque también han hecho su lucha, algunas aprovechando las luces que otorga el ser la pareja del mandatario.

Resulta fácil recordar las declaraciones y estrategias implantadas por Marta Sahagún cuando fungía como primera dama de la nación y tuvo que salir en conferencia de prensa a decir que no competiría por la nominación presidencial de Acción Nacional.

Así como a la esposa del entonces candidato del PRI a la Presidencia de la República Francisco Labastida Ochoa, María Teresa Uriarte, quien tuvo que entrar a reforzar la campaña (recordemos las fotografías juntos) de tal forma que luego hubo que bajarle el perfil, pues opacaba a su marido.

O a la esposa del ex gobernador de Tlaxcala, Alfonso Sánchez Anaya, María del Carmen Ramírez (senadora en el 2000 por el principio de mayoría relativa), quien en 2004 fue candidata de la alianza PRD-Convergencia para la gubernatura, la cual al final fue lograda por Héctor Ortiz Ortiz en una coalición encabezada por el PAN.

Ahora, luego de las elecciones intermedias de 2009, varios casos se empiezan a gestar en diversos espacios; uno de ellos se puede apreciar desde la Cámara de Diputados en la figura de Martha Elena García Gómez, esposa de Antonio Echevarría, gobernador de Nayarit de 1999 a 2005, y ahora ella diputada por mayoría relativa por el segundo distrito con cabecera en Tepic, y abanderada por el PRD. Representantes populares y autoridades de diversos niveles le dan un trato especial, diferente del resto de diputados. Ya se empieza a ver y a percibir como candidata a la gubernatura, y no sólo por el partido que la llevó a la curul, sino por otros opositores o no tan simpatizantes. Recordemos cómo en ese mismo 2004 hizo públicas sus aspiraciones para suceder a su esposo en el cargo de gobernador.

En ese entonces bajo las siglas del PAN, el 14 de noviembre se separa públicamente del DIF para buscar el apoyo de más fuerzas partidistas bajo el lema: “Yo tengo un corazón igual al tuyo”.

Como respuesta del CEN del PAN obtuvo un no rotundo a su proyecto, ya que el pretexto fue que no se le podían dar alas a la otra Marta, así que sin el apoyo de su partido declinó en sus aspiraciones y a su filiación panista. Este caso habrá que seguirlo de cerca. Estamos seguros que si Martha Elena logra agrupar partidos de oposición y sociedad civil en esta nueva aventura, las posibilidades de obtener el triunfo en el 2011 serán altas.

Este fenómeno seguramente en los próximos procesos electorales nos hará ver réplicas del caso de la diputada García Gómez en varias partes del país. Pues a final de cuentas el poder que ven y viven de cerca las esposas, quieren algún día poseerlo. Ubiquemos en este escenario al DIF como verdadera plataforma para aparecer en medios y colocar mensaje. Contacto con la gente, campaña en tierra y estructura que genera fortaleza y sueños.

En el ámbito internacional tenemos dos ejemplos muy claros y contundentes: Cristina Fernández de Kirchner y Hillary Clinton. La primera viviendo en la Casa Rosada con su esposo, el entonces primer mandatario argentino Néstor Kirchner, y enlistando lo necesario para montar su campaña y competir por ocupar por un periodo más ese domicilio.

La segunda en una carrera que si bien no llegó a la meta trazada, la catapultó para primero ser senadora por el estado de Nueva York, y luego precandidata a la presidencia por su partido. Sabemos que al ser derrotada, y su opositor ganador de las elecciones, la invitó a formar parte del gabinete en la primera línea y ahora recorre el mundo en una posición de mayor peso que el de primera dama.

Como hemos visto, las mujeres han encabezado proyectos de gran investidura, y ahora cada vez más se pueden apreciar esas posibilidades (en Colima, el PAN postuló a una mujer, la senadora Martha Leticia Sosa Govea, quien no logró el triunfo, y hemos también visto a tres candidatas por la Presidencia de la República: Rosario Ibarra de Piedra, en los ochenta; Cecilia Soto, en los noventa, y Patricia Mercado en el 2006).

En suma, las esposas de los mandatarios de todos los niveles juegan un papel interesante al compartir los reflectores de sus maridos. Tienen ejemplos de gran proyección para inspirarse a tomar esa decisión. Y es que estar tan cerca de las decisiones de poder detona esa chispa que puede empoderar (término puesto de moda por la misma Marta Sahagún) y hacer que se decida incluso a la pareja más tranquila en una férrea competidora.

La pregunta es si este fenómeno de la diputada Martha Elena García Gómez le alcanzará para la candidatura al gobierno estatal o al municipal, y cuántas réplicas puede haber en el país. Pendientes y con lupa.

>* Directora de «Consultores y Marketing Político», estratega de la campaña de Antonio Echevarría en 1999 y de Ney González en 2005.

(Tomado de la revista «Siempre» con autorización de la autora. Los títulos, han sido modificados por «Nayarit en línea»)

Deja tus comentarios