>• "Indignados" se solidarizan con catalanes en otras partes de España
Madrid.- "Lo intentamos por las buenas, pero como no hicieron caso tuvimos que utilizar otros métodos". Manel Prat, director general de la policía, defendía ayer así el uso de la fuerza para lograr el desalojo de los casi mil "indignados" del movimiento 15-M que permanecen desde hace 12 días acampados en la Plaza de Catalunya de Barcelona.
Una operación policial que se saldó con 121 heridos leves, 37 de ellos policías, y un detenido. Y que fue muy criticada por los partidos de la oposición que la calificaron de "exagerada", y algunos de los cuales pidieron la dimisión del consejero de Interior de la Generalitat (gobierno autónomo de Catalunya), Felip Puig. E incluso por los sindicatos de la propia policía que la calificaron de "suicida".
Pese al desalojo y después de que las violentas imágenes de la carga policial fueran difundidas por el Movimiento 15-M en internet, unas horas después la plaza volvió a llenarse de miles de personas e incluso se extendió a otras ciudades catalanas que quisieron mostrar su apoyo con palmas, cánticos y manos blancas alzadas al cielo.
También en Madrid fueron muchos más los "indignados" que tras conocer el violento desalojo de Barcelona acudieron en masa a la Puerta del Sol —donde todo el día se vivió con tranquilidad—, en señal de solidaridad.
A las ocho de la mañana de ayer la Plaza de Catalunya se llenó inesperadamente de furgones de policía con agentes de los Mossos d'Esquadra y de la Guardia Urbana, fuerzas de seguridad dependientes del gobierno catalán presidido por Artur Mas (Convergencia i Unió, nacionalistas moderados).
Su misión: despejar la plaza para que los camiones de limpieza pudieran prepararla para los posibles festejos del Futbol Club Barcelona en caso de que hoy sábado gane la final de la Liga de Campeones contra el Manchester United. Los manifestantes se negaron a irse y argumentaron que la plaza estaba limpia, y que si la querían limpiar no hacía falta que los desalojaran.
La policía pasó a la carga contra decenas de jóvenes que sentados en el suelo con las manos alzadas y gritando "resistencia pacífica", "el pueblo unido jamás será vencido" trataban de bloquear el paso de los vehículos policiales y de los servicios de limpieza.
La plaza se convirtió en una batalla campal, decenas de jóvenes tienen contusiones en la cabeza, en las piernas y en la espalda como consecuencia de los golpes de las porras de los policías que disparaban pelotas de goma y tiros al aire. Algunos de los manifestantes sangraban a borbotones y había llantos y gritos por todas partes.
"Confiscan" bienes de activistas
Tras el desalojo una treintena de vehículos de la policía se llevó todos los objetos del campamento: desde las casas de campaña, a la comida, los utensilios de cocina y de limpieza, las computadoras, los sacos de dormir y las pancartas. Les explicaron que lo podrán recoger todo el lunes, pero los "indignados" aseguraron que la comida seguramente se habrá estropeado igual que las computadoras y demás objetos.
Tras el desalojo y una vez que la policía abandonó la plaza cientos de personas volvieron a instalar sus casas de campaña en la plaza.
A las siete de la tarde ya eran miles las personas: hombres, mujeres, ancianos y hasta niños, que abarrotaban la plaza con flores, pancartas llamando a la resistencia pacífica y las manos pintadas de blanco en protesta por la brutal carga de la policía.
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