Ciencia y dinero para acabar con el sida

- Jun 5, 2011

>• La necesidad de encontrar una cura a la enfermedad se ha vuelto cada vez más urgente

Lóndres.- Para sus doctores, Timothy Ray Brown fue un intento a ciegas. El estadounidense con virus de inmunodeficiencia humana positivo (VIH) que se curó gracias a un tipo único de trasplante de médula ósea y a quien hoy se conoce como "el paciente de Berlín" se ha convertido en un ícono de lo que los científicos esperan que sea la próxima fase de la epidemia del sida: su final.

Los drásticos avances científicos desde que el VIH fue descubierto, hace 30 años, han logrado que el virus ya no sea una sentencia de muerte.

Gracias a análisis que detectan el VIH de forma temprana, nuevos medicamentos antirretrovirales contra el sida que pueden controlar el virus durante décadas y a una serie de formas de impedir que se propague, 34 millones de personas de todo el mundo están aprendiendo a vivir con VIH.

Personas como Vuyiseka Dubula, una activista de la lucha contra el sida y madre VIH positivo de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, pueden esperar tener vidas relativamente normales y plenas. "No pienso para nada en la muerte. Estoy sometiéndome al tratamiento y viviendo mi vida", asegura.

Sin embargo, en el 30 aniversario del descubrimiento del VIH, la comunidad científica internacional se dispone con renovado vigor a intentar eliminarlo.

La campaña tiene que ver en parte con la ciencia y en parte con el dinero. Someter a pacientes con VIH a tratamientos con fármacos sofisticados de por vida se está tornando imposible de costear. Tan sólo en los países en desarrollo, la atención de pacientes con VIH cuesta alrededor de 13 mil millones de dólares al año y la cifra podría triplicarse en los próximos 20 años.

En momentos económicos difíciles, la necesidad de encontrar una cura se ha vuelto más urgente, dice Francoise Barre Sinoussi, quien ganó el premio Nobel por su labor en la identificación del VIH. "Debemos pensar a largo plazo, incluyendo una estrategia para encontrar una cura", dijo.

La cura que funcionó

El paciente de Berlín es la prueba de que se puede. Timothy Ray Brown vivía en Berlín cuando, además de ser VIH positivo, sufrió una recaída de leucemia. Se estaba muriendo. En 2007, su doctor, Gero Huetter, hizo una sugerencia radical: un trasplante de médula ósea usando células de un donante con una inusual mutación genética, conocida como CCR5 delta 32. Los científicos sabían desde hace años que las personas con esta mutación genética habían resultado resistentes al VIH.

"Cuando empezamos este proyecto no sabíamos realmente qué podría pasar", dijo Huetter, un oncólogo y hematólogo que ahora trabaja en la Universidad de Heidelberg, en el sur de Alemania. El tratamiento bien podría haber acabado con Brown. En cambio, él es el único humano que logró curarse del sida. "No presenta replicación viral y no está tomando medicación alguna. Y probablemente no tenga más problemas con el VIH", dice Huetter. Brown se mudó a San Francisco.

La mayoría de los expertos dice que es inconcebible que el tratamiento que recibió Brown pueda ser una forma de curar a todos los pacientes. El procedimiento fue costoso, complejo y riesgoso. Para hacérselo a otros, deberían hallarse donantes exactamente compatibles en la pequeña proporción de personas con la mutación que los torna resistentes al virus.

Este mes, la Sociedad Internacional del sida añadirá formalmente el objetivo de encontrar una cura a su estrategia de prevención, tratamiento y atención del VIH. Activistas también están por lanzar un grupo de trabajo internacional para elaborar un plan de ataque científico y persuadir a gobiernos e instituciones para que destinen más fondos. El dinero está empezando a llegar. Los Institutos Nacionales de Salud de EU están solicitando propuestas para un subsidio de investigación conjunta de 8.5 mdd para buscar una cura.

El costo del tratamiento

Hasta hace poco, se temía que destinar fondos a encontrar una cura podría afectar la lucha para que las personas VIH positivo recibieran tratamiento. Incluso hoy, poco más de cinco millones de las aproximadamente 12 millones de personas que necesitan los medicamentos realmente lo reciben.

El 5 de junio de 1981 se reconocieron oficialmente los primeros enfermos de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Un artículo en el Informe Semanal sobre Morbilidad y Mortalidad del CDC de junio de ese año hacía referencia a "cinco jóvenes, todos homosexuales activos" de Los Ángeles como los primeros casos documentados. "Para el mundo era el comienzo de la era del VIH/sida, aunque no lo conocíamos como VIH entonces", dijo Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EU. En las tres décadas siguientes, la enfermedad tildada de forma ignorante como "la plaga gay" se ha convertido en una de las más atroces epidemias de la historia humana.

Transmitida por el semen, la sangre y la leche materna, el VIH ha devastado las regiones más pobres, especialmente en el África subsahariana. A medida que aparecen más análisis y tratamientos, la cifra de nuevos contagios ha disminuido. Pero por cada dos personas con VIH con posibilidad de ser tratadas con medicamentos antirretrovirales, cinco más se suman a la lista de "nuevos infectados".

Datos de Naciones Unidas muestran que a pesar de la variedad de medidas preventivas —desde la circuncisión masculina hasta sofisticados geles microbicidas vaginales o anales— más de siete mil 100 personas contraen el virus cada día. Los costos del tratamiento por paciente pueden oscilar entre los 150 dólares al año en países pobres, donde los medicamentos están disponibles en forma de accesibles genéricos, y más de 20 mil dólares al año en Estados Unidos.

Un estudio reciente sugiere que para 2031 los países de bajos y medianos ingresos necesitarán 35 mil millones de dólares al año para atender adecuadamente la epidemia.

Eso es casi tres veces el nivel actual de 13 mil millones de dólares al año. Si a eso le añadimos los costos del tratamiento en países ricos, los expertos estiman que los costos del VIH dentro de 20 años alcanzarán entre 50 mil y 60 mil millones de dólares al año.

"Debemos considerar otra forma de controlar la epidemia más allá de tratar a todo el mundo para siempre", dice Sharon Lewin, doctora e investigadora en VIH de la Universidad Monash en Melbourne, Australia.

Los primeros fármacos contra el sida, como el AZT, llegaron al mercado a fines de la década de 1980, pero 10 años después fueron reemplazados por poderosos cócteles conocidos como HAART, o tratamientos antirretrovirales altamente activos, que eliminan rápidamente el virus de la sangre y llevaron a algunos a decir que la cura estaba a la vuelta de la esquina. Luego los científicos descubrieron que el VIH podía permanecer sin ser detectado en cúmulos o reservas de infección latentes a los que ni siquiera medicamentos poderosos pueden llegar.

Terapia de genes

Ahora, el principal objetivo es permitir a los pacientes dejar de tomar medicamentos antirretrovirales, dejando un hueco en un mercado de 12 mil millones de dólares al año dominado por el laboratorio californiano Gilead y similares como Pfizer, GlaxoSmithKline y Merck. El caso de Brown ha abierto la puerta a nuevas ideas.

"Lo que demostró es que si logras que las células de alguien sean resistentes al VIH (...) entonces todas las partes restantes de VIH, que permanecen durante mucho tiempo en los pacientes en tratamiento, disminuyen y desaparecen en efecto", dice Lewin.

Una técnica experimental aplica la terapia de genes para extraer ciertas células, hacerlas resistentes al VIH y luego ponerlas nuevamente en el sistema de los pacientes con la esperanza de que sobrevivan y se diseminen.

En una conferencia sobre VIH en Boston a principios de año, investigadores estadounidenses presentaron datos sobre seis pacientes a quienes se les extrajo grandes cantidades de glóbulos blancos, conocidos como células CD4, para eliminar el gen CCR5 existente, y luego reemplazarlos.

Los resultados iniciales mostraron que las células mutadas lograron sobrevivir dentro de los cuerpos de los pacientes en bajos niveles, manteniéndose presentes durante más de tres meses en cinco pacientes.

También están los pacientes conocidos como "controladores de élite", quienes a pesar de estar infectados con VIH son capaces de mantenerlo bajo control simplemente con sus sistemas inmunológicos. Los investigadores esperan que algún día sean la clave para desarrollar una vacuna exitosa o una cura funcional contra el VIH/sida.

Nuevos ensayos

Científicos están explorando además formas de "despertar" células infectadas con VIH y matarlas, ya que, mientras están ocultas, eluden los medicamentos y la propia respuesta inmunológica del cuerpo. El equipo de Lewin en Melbourne y otro grupo en EU realizarán los primeros ensayos con humanos usando un medicamento llamado SAHA o vorinostat, hecha por Merck y actualmente usado en tratamientos para el cáncer, que promete despertar el VIH latente.

Pero a medida que científicos empiezan a hablar con entusiasmo sobre una cura, vuelve a surgir la antigua pregunta sobre si ese es el objetivo correcto.

Seth Berkley, epidemiólogo y director de la Iniciativa Internacional para la Vacuna contra el sida (IAVI, por sus siglas en inglés) con sede en EU, está preocupado. "Desde un punto de vista científico, es algo fabuloso. Es un gran objetivo. Pero desde el punto de vista de la salud pública, lo principal es detener el flujo de nuevas infecciones. Necesitamos una revolución en la prevención. Eso es crucial", declaró.

 

Deja tus comentarios