Caben los sueños...

- Sep 21, 2012

>Caben los sueños en estas maletas viejas, en estas cajas de cartón que subo a mi coche verde, mi primer carro, mientras me enfilo a la carretera y sólo pido por favor llegar a mi destino, que el carro no me vaya a dejar tirada otra vez en el camino.

Caben los sueños en ese ocaso anaranjado que observo desde el avión mientras me dirijo de regreso a casa, el lugar donde nacimos mi madre y yo, el lugar donde sus cenizas reposan, donde también van a reposar las mías.

Caben los sueños en la palma de mi mano, en lo que hice, en lo que dejé de hacer, en todos los caminos por los que no me fui por tomar la vereda como dice la canción de Compay Segundo: “óigame compay no deje el camino por coger la vereda”.

Caben los sueños en todos los corazones rotos que son siempre uno solo que sana, se endereza, se restaura a sí mismo, se pega y late, porque para eso está, destinado a latir hasta el momento último, ligero y limpio, sin rencores ni afrentas pendientes por ser cobradas.

Caben los sueños acaso en todas las dudas, en todos los errores, en todas las veces que me torturé y me torturo aún pensando que no lo hice suficientemente bien, que podría haber dado más, hecho más, corrido más, amado más, estudiado más, dormido más (siempre el sueño de dormir más), comido más (sin engordar por supuesto) y llorado menos.

Caben los sueños en una calle de infancia de Tepic donde juego en el empedrado, me caigo con frecuencia mientras mis rodillas eternamente raspadas pagan el precio, me meto a los charcos de agua de lluvia que caen de los cerros, de esos cerros absolutos de Tepic que tanto extraño, mi San Juan, mi Sangangüey, mientras la voz de mi mamá me reprende: Lorena, no te metas a los charcos.

Caben los sueños en la primaria Alemán donde las maestras preguntan ¿Qué vas a ser de grande? ¿Qué vas a hacer?

Caben los sueños en esas ilusiones de la niña que fui pensando en que de grande quería ser escritora, licenciada en turismo, corredora de autos, cantante y artista de televisión y claro, también Señorita Nayarit y que también y sobre todo quería ser libre, independiente, autónoma

Caben los sueños caminando años por la Allende, por la Victoria, por la Avenida México, por la Insurgentes, comiendo nieves en la Loma y jugando voli en la Alemán, devorando los libros del préstamo a domicilio de la biblioteca pública de la Alameda, soñando con el futuro en la ETI 1.

Caben los sueños cuando piensas en la muerte.

Caben los sueños cuando la soledad te agobia.

Caben los sueños cuando quieres la vida.

Caben los sueños cuando crees que has triunfado pero que das cuenta de que carece en absoluto de sentido. ¿Qué es el triunfo, quién lo determina?

Caben los sueños cuando entiendes que el ego es sólo un espejismo de la mente

Caben los sueños  cuando miras las sonrisas dulces de los niños que deambulan por las calles pidiéndote dinero, comida.

Caben los sueños en un mundo, un país, colmado de violencia, de sangre, de drama, de políticos corruptos.

Los sueños caben en los corazones limpios.

Caben los sueños.

Los sueños siempre quedan, siempre están al alcance de la mano, prestos para ser alcanzados. Pero ten cuidado de no acabártelos. Hay que tener sueños de reserva porque la vida es un continuo de irremediable cambio que no sabes a dónde va a llevarte. Ten tu cajita de sueños guardados. Nunca se sabe cuándo podrán necesitarse.

 

* El artículo fue parte de la conferencia que la autora dictó en el XI Congreso Interdisciplinario
de Derecho, organizado por el Comité Estudiantil de la Unidad Académica de Derecho de la UAN

* La autora de este artículo, Lorena Elizabeth Hernández, originaria de Tepic, es escritora, 
dirige 'Se Habla Español consultoría', una empresa cultural con sede en la ciudad de México y se 
dedica a la promoción de la lectura con participaciones en W Radio y el Instituto Mexicano de la Radio.

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