>Tengamos presente en Nayarit, que el presidente Enrique Peña Nieto reconoce que es nada más a través de acuerdos con la oposición, como el país podrá lograr las reformas que necesita.
Es así que el trabajo político del gobierno con la oposición y los dirigentes del Congreso, previo a la presentación de las iniciativas, se da en el marco del Pacto por México, cuyo resultado son compromisos firmados por el gobierno y los dirigentes de las tres mayores fuerzas electorales del país, a partir del 2 de diciembre pasado, un día después del comienzo del sexenio.
El diálogo y el acuerdo, política del presidente Peña Nieto para resolver problemas.
El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ha señalado reiteradamente que el diálogo y el acuerdo, es la política del presidente Peña Nieto para resolver problemas.
El alto funcionario federal afirma que la política de la actual administración es resolver problemas y enfrentar desafíos a través del diálogo y el acuerdo, planteamiento que hace en estos términos:
"La política de fortalecimiento institucional, acuerdo y diálogo del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se basa en una estrategia de diseño e implementación de políticas públicas, en la que participa activamente la ciudadanía".
La nueva gobernabilidad democrática.
Al dar a conocer la creación de la Comisión para el Diálogo con los Pueblos Indígenas de México, el secretario de Gobernación recordó que la actual administración convocó e involucró a todas las fuerzas políticas y a la sociedad en un proceso de cambio para construir la nueva gobernabilidad democrática, basada en una política de acuerdos e instituciones sólidas que fortalezcan la capacidad del Estado para tomar decisiones y actuar eficazmente, consolidando así una democracia de resultados.
Se mantendrá la ruta del diálogo con todas las expresiones políticas.
Cierro esta introducción al tema, destacando la posición permanente del presidente Enrique Peña Nieto, de mantener la ruta del diálogo con todas las expresiones políticas para buscar acuerdos y encontrar las mayores coincidencias que sirvan y beneficien a todos los mexicanos.
Funcionamiento inercial del viejo régimen.
Aquí en Nayarit, es público y notorio que el estado sigue enfrentando el retroceso, la anacronía y la obsolescencia, que son expresiones del rezago político, económico, social, educativo y cultural.
Y tal rezago general confirma de manera incuestionable que el funcionamiento del viejo régimen, que sigue dominando en Nayarit, ya es completamente inercial, con rendimientos mediocres de siempre lo mismo.
Es urgente, pues, impulsar un conjunto de reformas políticas, sociales, educativas y culturales para mover a Nayarit y lograr su modernización integral.
Reconstruir y relanzar a Nayarit.
Hay decisiones pendientes para que Nayarit vuelva a crecer en todos los aspectos, y de tales decisiones, muchas no requieren la aprobación del Congreso, corresponden a las atribuciones constitucionales y legales del titular del Ejecutivo.
En ese contexto, como el propio gobernador Roberto Sandoval lo ha reconocido, administrar la decadencia no es opción, por lo cual el compromiso mayúsculo es recuperar, reconstruir y relanzar a Nayarit en todos los órdenes.
Concertación y consenso.
Hay que insistir una y otra vez: todas las decisiones, acciones y medidas del gobierno robertista, deben ser resultado de la concertación y del consenso.
Por eso el gobierno robertista no puede, no debe cerrarse a ninguna opción, a ningún punto de vista surgido de la dinámica general de la vida social, política, educativa y cultural de Nayarit.
Entonces, el diálogo y el acuerdo son las herramientas más importantes que debe institucionalizar el gobernador Roberto Sandoval, para obtener el apoyo de la sociedad civil mayoritaria, en beneficio del desarrollo integral del estado.
En este sentido, el gobernador Roberto Sandoval debe colocar como prioridad fundamental de su mandato, la tolerancia, la inclusión y el fortalecimiento del pluralismo político, social e ideológico, como factores sustantivos de la transformación del estado.
Y haciendo a un lado la tradición despótica, la decisión firme del gobierno robertista debe ser abrirse a todas las voces, porque después de un sexenio de cerrazón, exclusión y atropellos, debe llegar el tiempo de la tolerancia, de la escucha y de la inclusión.
¿Y el Pacto por Nayarit?
Aquí y ahora, se debe reconocer el mandato de los nayaritas a toda la representación política, sobre la responsabilidad de asumir el diálogo y la apertura para la construcción de acuerdos necesarios e indispensables para lograr una transformación positiva del estado.
En esa ruta de acordar para transformar y modernizar al estado, podrá eventualmente haber diferencias, pero lo más importante es que dentro de un espíritu crítico de toda expresión política, se tenga la disposición y la actitud constructiva que favorezca la construcción de acuerdos.
Quienes integran los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, deben acatar los planteamientos del presidente Peña Nieto, en el sentido de refrendar su compromiso y voluntad de un desempeño democrático, que sepa atender el mandato de los nayaritas en favor de la pluralidad política.
Ello, en respeto de la diversidad política e ideológica que hoy por fortuna tenemos en el estado.
Construcción de acuerdos.
El reto principal de la gobernabilidad hoy en día es cómo gobernar la pluralidad social y política de Nayarit.
De ahí que, en un marco de respeto, civilidad y madurez política, el gobernador Roberto Sandoval debe instaurar espacios permanentes de diálogo, para convocar a todas las fuerzas políticas, económicas y sociales, a redactar y suscribir el Pacto por Nayarit, de donde surgirán los acuerdos necesarios que permitan llevar a Nayarit a mejores condiciones, pero sobre todo, atender los principales desafíos: pobreza, desigualdad, desempleo, bajo nivel educativo, estancamiento cultural y fortalecimiento integral de la seguridad pública.
* El autor de este artículo, Francisco Javier Sandoval Torres,
es analista político y licenciado en filosofía
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