A propósito del Auditorio de la Gente

- Oct 17, 2013

>"Alegrar el corazón también es parte de la vida", dice Ausencio Cruz, con un forzado estilo norteño, en los comerciales que inundan las estaciones de radio y televisión locales.

Ése es precisamente el mensaje que los encargados de hacer política en nuestro estado pretenden hacernos creer, para justificar dicha obra; yo hasta el momento difiero enormemente: es como si una humilde familia de pepenadores del Iztete, de los que moran en chozas hechas con trozos de madera y laminas de cartón y otros materiales que ellos mismos recolectan del propio tiradero municipal, emplearan su dinero poco o mucho y que bien podrían invertir en mejorar su calidad de vida, con el único fin de adornar su paupérrima vivienda un jarrón chino de la dinastía Ming.

El resultado es equiparable: un artefacto inútil y costoso, que en nada beneficia la condición de la humilde choza, seguirán igual de pobres que antes; ¿se imaginan ustedes lo que cuesta un jarrón chino de la dinastía Ming?.

Me permití hacer esa analogía, precisamente comparando el costoso, bello e inútil jarrón con el multicitado Auditorio, y sí... la paupérrima choza, con nuestra ciudad capital, seremos coincidentes en que la misma carece de los más elementales servicios básicos: agua potable, drenaje, recolección de basura y qué decir de sus calles y avenidas; entre baches y topes, están intransitables.

Más allá de que si el terreno en el que se construyó estaba destinado originalmente para la edificación de un hospital- lo cual se aclaró, que fue sólo un rumor malintencionado- o si dicho paquidermo albino, lienzo charro disfrazado de auditorio, era o no una cuestión prioritaria o solo suntuaria, el que esto escribe considera que es sólo eso: un jarrón chino caro, ostentoso y lujoso en una vivienda de famélicos, en donde en ocasiones no hay ni para las necesidades más básicas.

Entonces surge la pregunta: ¿para qué quieres un jarrón chino, si en primer lugar ni te adorna tu paupérrima vivienda, y en segundo lugar, ¡inconsciente!, ¿cómo te atreves a comprar un artefacto tan caro, si en ocasiones ni para comer tienes?

Es innegable no sólo la carencia de servicios públicos básicos, en nuestra ciudad y en todo el estado, sino que tenemos también un problema de salud gravísimo y fuera de control con la cuestión del dengue, la falta de inversión pública y privada que trae aparejada desigualdad social, desempleo y marginación, la inseguridad –que dicho sea de paso, no terminó sólo porque ya no hay balaceras, o al menos ya no se publiquen- los robos, asaltos, defraudaciones, secuestros y extorsiones siguen dándose, por toda la geografía de nuestro estado.

Entonces pues, el malestar generalizado es enfocado en ese sentido, ¿cómo construir una obra innecesaria y costosa cuando se carece de lo más básico?

Los defensores la obra en cuestión, han llegado incluso a decir que reactivará la economía de la ciudad, pues ojalá, lo deseo de corazón ojalá y el "AUDITORIO DE LA GENTE", tenga los efectos de un aparato de desfibrilación —aquel con el que se dan descargas eléctricas a aquél que sufre de un paro cardiaco fulminante, en una medida extrema para tratar de revivirlo—.

Pues precisamente así se encuentra la economía de la capital de nuestro estado, a diario cierran negocios establecidos y ambulantes los lamentos por la falta de efectivo circulante se escuchan a donde vayamos, esto a pesar de lo que nos diga el INEGI o los encargados de difundir sólo las buenas noticias, deseo de corazón que Juan Gabriel, La Arrolladora o Julion Álvarez, no solo alegren el corazón de las personas, sino que las ganancias de dichos eventos, en verdad se traduzcan en beneficio de los habitantes de Tepic.

Como tanto nos lo han dicho en sus spots radiales y de televisión, no queremos después reclamar a nuestros Gobernantes "Por que me haces llorar y te burlas de mi", del divo de Juárez o "Quisiera nunca haberte conocido" de la Arrolladora, porque en las próximas elecciones el pueblo les podría cantar "olvídame" de Julion Álvarez.

* El autor es abogado litigante, especialista en derecho penal y de amparo

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