Ciudad de México.- En una corte de Queens, Nueva York, Estados Unidos, Miguel Mejía Ramos, el asesino de su esposa e hijas, dio a conocer escalofriantes detalles del triple asesinato, en una sala abarrotada con la sollozante familia de las víctimas.
Al ser cuestionado sobre los hechos, Mejía Ramos dijo que porque no se las podía llevar con él, ya que no tenía asientos de seguridad para ellas en la furgoneta.
En su primera confesión del crimen, Mejía Ramos, de 28 años edad, dijo a los detectives neoyorquinos desplazados a Texas donde había sido detenido en su huida hacia México, que la asesina había sido su esposa, la guatemalteca Deisy García, de 21 años de edad, que cuando regresó a casa en la noche del sábado 18 encontró a las dos niñas apuñaladas y que Deisy le atacó primero.
Posteriormente confesó que él y su esposa estaban en el proceso de separarse y que ella estaba durmiendo en el cuarto con las niñas y él en otro cuarto del apartamento. Entrando en los detalles del asesinato de nuevo cambió su relato diciendo que tras estar bebiendo cerveza con su amigo José llegó al apartamento y encontró a Deisy durmiendo, con las dos niñas a su lado. Tomó su teléfono y revisó los mensajes de texto de la mujer y su página de Facebook viendo una foto de ella con otro hombre, lo que le enloqueció. Tomó un cuchillo y la apuñaló, ella se despertó y comenzó a gritar, corrió hacia la puerta y él tomó otro cuchillo y la apuñalo múltiples veces en el torso, cabeza y brazos.
Su hija Daniela Mejía, de dos años de edad, se había despertado. Él la tomó en sus brazos, la abrazó, la besó y le pidió que le perdonara poniéndola de nuevo en la cama y apuñalándola múltiples veces en torso, pecho, espalda y brazos. Después fue hacia su otra hija Jozelin Mejía, de apenas un año y le hizo lo mismo.
Se fue hacia el cuerpo de Deisy y le pidió también que le perdonara. Trató de suicidarse apuñalándose en pecho y estómago. Al no lograrlo intentó ahorcarse sin éxito.
Llamó a su hermano, pero la llamada fue al buzón de voz, envió textos a los amigos y finalmente se duchó y tomó 240 dólares del monedero de Deisy. Había visto el programa del Discovery Channel ‘Casi me salgo con la mía’ y sabía que necesitaba dinero en efectivo para que la policía no le rastreara a través de las tarjetas de crédito. Cuando escuchó regresar a la familia con la que compartían el apartamento esperó a que se durmieran y escapó utilizando una furgoneta blanca de su esposa para dirigirse hacia México.
Apenas a 70 millas de la frontera fue detenido por la policía de Texas que había sido alertada por la neoyorquina que le rastreó no a través de las tarjetas de crédito que no usó sino por medio de las llamadas a México que realizó con su teléfono celular.
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